Galgos

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El Sufrimiento Animal
por Donald Graft
de Animal Rights Resource Site

Casi axiomática en la filosofía de los derechos de los animales es la noción de que muchos animales no humanos puedan sentir dolor y sufrir. Es su así llamada capacidad de sufrir la que motiva a los activistas de derechos animales a tratar de extender el círculo de la compasión a los animales no humanos. Es importante, por consiguiente, que este axioma tenga una fuerte base en hechos sólidos para poder resistir los ataques de los escépticos.

Los ataques muchas veces aparecen cuando los oponentes de los derechos animales aceptan que una frontera moral delimitada por la pertenencia a una especie es arbitraria (como se puede mostrar fácilmente). Aparentemente, el único recurso es negar que los animales posean la capacidad que justifica la consideración moral: la capacidad de sufrir. La manera más simple de ataque es negar que los animales sientan dolor (la forma más pura y simple de sufrir). Sin embargo, se puede mostrar convincentemente que los animales sí sienten dolor. Refiérase al artículo titulado “¿Los Animales Sienten Dolor?” de Peter Singer, para echar un vistazo a la evidencia.

Un ataque más sofisticado consiste en afirmar que, aunque los animales pueden sufrir, de hecho no sufren en las circunstancias asociadas con las actividades a las que se opone el movimiento de derechos animales. Por ejemplo, se puede decir que las gallinas en las jaulas no sufren. Refiérase a las preguntas frecuentes sobre derechos animales, y muchos otros artículos en el índice “Ensayos/Derechos Animales” para la refutación de estas nociones egoístas.

Hay aún otra manera diferente: se afirma que puesto que no hay ninguna manera de cuantificar el sufrimiento, que es una noción no científica, y que la responsabilidad está en los hombros de los activistas de derechos animales de probar si hay o no hay sufrimiento significativo. Refiérase al artículo “The Scientific Basis for Assessing Suffering in Animals (La Base Científica de Evaluar el Sufrimiento en los Animales)” de Marian Stamp Dawkins, para una demostración de que la evaluación del sufrimiento puede ser un proceso cuantitativo.

Finalmente, los científicos que estudian los animales más desarrollados, tales como los chimpancés, tanto como los poseedores de animales domésticos, testificarán fácilmente que los animales pueden tener memoria de acontecimientos, gente, y cosas; pueden tener preferencias por actividades, gente y cosas; y pueden tener deseos muy bien formados. A menudo tienen personalidades únicas. Brevemente, pueden ser descritos como individuos que son “sujetos de una vida”. De una manera análoga a la de los humanos, debemos suponer que cuando se priva a los animales de esta vida de manera significativa, o se les frustran sus deseos y preferencias, se les está dañando. Ésta es una forma de sufrimiento que es más compleja que la mera experiencia del dolor.

Dada la capacidad de los animales de experimentar dolor, ¿cómo podemos justificar la negativa de extender el círculo de compasión y consideración moral hacia los animales?